Veo el Matrimonio de cualquier pareja como un proceso completo. Desde el primer minuto en que me reúno con los novios hasta que -meses después- me junto con ellos para entregarles su álbum, pasan muchas cosas, se tejen muchas historias y se establece un vínculo real.
Parte de todo ese proceso son las sesiones de Preboda. Es cierto que la consecuencia de estas sesiones son tener muchas fotos (generalmente unas 300), pero más allá de eso -y lo más importante-, es que se genera una relación real con los novios, que va más allá de las fotos en sí y que es la que permite, al fin y al cabo, poder estar cerca de ellos el día de su matrimonio durante casi 12 horas. Sin esa relación las sonrisas son forzadas, las fotos son como cualquier otra y los recuerdos –lo garantizo- no serán únicos.
Hacemos fotos en las Prebodas. Eso es cierto. Pero también aprendo sobre la biografía de los novios. ¿Quiénes son? ¿Qué piensan de la vida? ¿Tienen religión? ¿Creen en la trascendencia? ¿Por qué se aman? ¿Cuáles fueron las decisiones que los llevaron a ese minuto de sus vidas?. Todos esos detalles son muy importantes ya que las fotos de cada matrimonio DEBEN ser únicas. Y si no sé a quién estoy retratando no puedo saber cómo lograr que esas fotos sean el registro de lo que para ellos significa ese día.
Así, en el Matrimonio, somos un equipo de tres amigos que se quieren.
Así, puedo registrar ese día y contar la historia de amor que los llevó a casarse.
La belleza siempre estará ahí.
Mi trabajo es poner el corazón donde está el de ellos. Y con todo eso hacer una foto de ese segundo que no se repetirá jamás.
Y tú, ¿Cómo quieres recordar tu matrimonio?
